miércoles, 11 de julio de 2012

La historia del compañero José Luis


Os voy a contar la historia de José Luis.

José Luis era un TRABAJADOR, de esos de los que los sindicatos estarían orgullosos. Se levantaba todos los días a las 6 de la mañana para ir al tajo. Su trabajo no le gustaba, pero no había podido estudiar, así que tuvo que ponerse a currar en lo que le salió. Un buen día, hace 15 años, su jefe le llamó y le explicó la situación:

- Lamento informarte de que vamos a tener que prescindir de tus servicios. Has sido un buen trabajador y te agradecemos los servicios prestados, pero la empresa está abocada al cierre. De todas formas, como sé que tienes hijos, no te voy a dejar en el paro hasta que termines la carrera que tú elijas. Mantendré abierta la empresa con mi propio dinero aunque no haya pedidos hasta que encuentres una salida. Hasta entonces, tendrás que seguir viniendo a trabajar, pero puedes seguir estudiando para que luego tengas más oportunidades. Además, si quieres, tus hijos se pueden ir al extranjero a estudiar y todo corre de nuestra cuenta. Sí que te pido, por favor, que apruebes la carrera cuanto antes. Entiendo que te llevará unos años, pero tienes que ir haciéndote a la idea de que esto no es para toda la vida.

José Luis aceptó. Al fin y al cabo, le servía para ganar tiempo. Era una mala noticia, pero, sin duda, podía haber sido peor. Era consciente de ser un privilegiado por tener la oportunidad de buscar otra cosa con calma. José Luis se apuntó a inglés y se matriculó en una Ingeniería Técnica. Lo cogió con muchas ganas, pero con el tiempo fue perdiendo interés. Pasaron SEIS años y su jefe veía que José Luis no se esforzaba, así que, con todo el dolor de su corazón, le tuvo que dar un ultimátum.

- Oye, José Luis, es que sólo has aprobado una y, bueno, lo siento mucho, pero dentro de 9 años te quedarás sin trabajo.

José Luis se indignó un poco, "¿quién era este tío para decirle a él que tenía que aprobar más?". No supo interpretar si su jefe le llamaba tonto o vago, pero aquello no le gustó, así que decidió pasar de todo. Este jefe le estaba tratando muy mal, pensó. Finalmente, 9 años después, cuando ya habían pasado 15 y José Luis no había aprobado más que Introducción a la Seguridad e Higiene en el Trabajo (super útil), su jefe le dio la mala noticia.

- Bueno, José Luis, lo siento, pero la empresa cierra mañana porque no tenemos un duro. Tendrás que ir al paro.

José Luis, en contra de lo que todos podríamos pensar, se olvidó de las numerosas oportunidades que le habían dado y montó en cólera. "Esto no va a quedar así", "me habéis estafado", "hijos de puta", "tengo familia!!!" fueron algunas de sus quejas. José Luis no pensó por un momento en la cantidad de parados que no habían tenido sus mismas oportunidades ni pensó tampoco en los años desperdiciados. Simplemente echó la culpa a los demás y se puso el mundo por montera.

Al día siguiente, decidió cortar la autopista y emprendió una marcha hacia Madrid quemando todo lo que veía a su paso. En Medina del Campo decidió atrincherarse y empezar a lanzar cohetes contra la policía y la policía, sorprendentemente, no lo detenía. El seguía y seguía lanzando cohetes y no pasaba nada.

Pero lo más sorprendente de todo es que la gente, sin preguntarle cómo había llegado hasta ahí ni cuáles eran sus razones, simplemente porque creían que estaba reivindicando algo que tenía relación con la "lucha obrera" salieron a la calle para ayudarle.

José Luis siguió sin trabajo y sin estudios y se quedó sin nada. El apoyo no sirvió para nada porque la empresa, efectivamente, no tenía un duro, pero bueno, ya tiene una historia que contar.

Relacionado: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/07/10/madrid/1341904617_371442.html