domingo, 10 de junio de 2012

Mariano Rajoy Schettino



Érase una vez un barco que navegaba por el Mediterráneo. Su capitán estaba muy ocupado ligando en su camarote y cuando el barco encalló, lo único que se le ocurrió fue lanzarse a un bote salvavidas y escapar. Esta historia de cobardía no tendría importancia si el Capitán no la hubiese adornado con las siguientes palabras:

Yo no abandoné el barco, me caí en un bote salvavidas.

Esa frase es una de esas pequeñas cosas que colman el vaso y que provocan que este incidente se quede en tu memoria para siempre. Como los "hilillos de plastilina" de Rajoy o el "Champions League de la economía" de Zapatero son cosas de las que no te olvidas fácilmente.


Supongo que, intentando evitar esto, ayer, nuestro Presidente, democráticamente elegido en las urnas, tras la decisión internacional más importante que ha tomado nuestro país, probablemente, desde la entrada en el Euro, decidió no comparecer. Supongo que con la intención de no decir una palabra que no debiese, creyó conveniente quedarse callado y no salir a explicar sus razones (que supongo que tendrá) a los medios de comunicación, es decir, a los ciudadanos.

Esta historia se quedaría en el olvido de la gente como quiere Rajoy si terminase aquí. Al fin y al cabo, cabría la posibilidad de que Rajoy no considerase útil gastar una hora dando explicaciones, algo que puede hacer más adelante, y creyese conveniente organizar la situación y analizar la cantidad que finalmente solicitamos al fondo de rescate. El problema, es que, como tantas otras cosas desde que comenzó la crisis, todavía puede empeorar.

Mariano Rajoy tiene previsto acudir esta tarde al partido de la EuroCopa que la selección jugará en Polonia contra Italia. En una decisión incomprensible, el Presidente se va a coger un vuelo de 3 horas a Gdansk, va a ver el partido y volverá en otro vuelo de tres horas.

Obviamente, no seré yo el que dé por hecho que en el avión, en vez de estudiar la situación de las cuentas, se ponga vídeos de Italia para darle unos consejillos a Del Bosque antes de empezar. Pero yo no sé si Rajoy es consciente de que la imagen suya en el palco del estadio será mucho más recordada que cualquier metedura de pata en la rueda de prensa de ayer.

La simple imagen de Rajoy en el palco será el símbolo de su dejación de funciones, de su pasotismo, recordará al que lo vea que cuando su país lo necesitaba más que nunca se fue a ver el fútbol, será como ver a Schettino saltar al barco salvavidas con su barco a la deriva, pero esta vez retransmitido a todo el territorio nacional y con una audiencia de 20 millones de espectadores.

Aun quedan 9 horas para el partido, yo espero que recapacite. De lo contrario, políticamente hablando, lo pagará muy caro.

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