miércoles, 6 de julio de 2011

Cuando la concertación se utiliza como coartada

Ayer escuché en el programa 24 horas de RNE algo que me preocupó bastante. Hablando de la Ley Omnibus catalana, Jordi Turull, el portavoz de Convergencia i Unió en el Parlament intentó justificar la concertación de la sanidad catalana. Decía este señor que, si los hospitales públicos están saturados y hay hospitales privados que están vacíos, no tiene sentido que alguien que tenga que operarse, espere unos meses pudiendo utilizar los hospitales privados (a partir del minuto 21)


Esto, en principio, tiene mucho sentido y va a favor del ciudadano. La sanidad pública catalana paga al hospital privado para que sus asociados puedan utilizar sus servicios. El problema es la generalización de estas prácticas. Cuando la sanidad pública está saturada, lo que deben pensar sus gestores no es sólo cómo ayudar a las personas con necesidades inmediatas. Lo que deben pensar es cómo hacer que esos problemas de saturación desaparezcan, ya sea creando más hospitales, contratando más personal, más maquinaria o lo que sea. Pero decir "ya lo mandamos a la privada" no es una solución.

Decía este buen señor que a la gente no le interesa que se hagan más hospitales si no que les atiendan rápido. Eso es lo que me preocupa. Lo que necesitan los ciudadanos es que les atienda bien en la sanidad pública. En España, afortunadamente, tenemos un sistema público sanitario que, con sus errores, tiene una gran calidad. Y la única manera de que siga teniendo gran calidad es que siga siendo totalmente público. Las concertaciones deben ser puntuales y, en absoluto, deben servir como excusa o como coartada para una dejación de funciones por parte de la administración.

La concertación de servicios públicos no es algo nuevo. En la educación se comenzaron a concertar algunos colegios privados porque el crecimiento de la población no permitía hacer colegios públicos al mismo ritmo. Ahora, en comunidades como la asturiana, la concertación está institucionalizada, hay decenas de colegios concertados, y hay partidos como el PP que exigen como un derecho que los niños puedan ir, de forma gratuita, a colegios privados, generalmente religiosos. Ya nadie se plantea eliminar los conciertos y hacer más colegios.

Me preocupa bastante que la norma deje de ser ir a un hospital público, gestionado con fondos públicos y por personas elegidas por los ciudadanos para pasar a ser hospitales gestionados por empresas. Me preocupa que los hospitales públicos se descuiden porque "ya están los privados para operar a la gente". No tengo nada en contra de la gestión empresarial. No creo que, necesariamente, una gestión de una empresa vaya a descuidar los servicios y maximizar los beneficios, pero sí creo que podría pasar. Ahora tenemos un sistema bueno y creo que no traerá ningún beneficio un cambio como ese. Por eso, creo que es una senda bastante peligrosa la de asumir que algunos servicios deben ser concertados para ser eficientes o que es algo normal que el Estado deje de dar unos servicios determinados "porque puede darlos el privado".

Con la Sanidad no se debería jugar. Es un bien muy preciado que, siendo público, ha funcionado perfectamente. Hacerlo privado, aunque sea con fondos públicos, no mejorará la situación.

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