viernes, 24 de junio de 2011

El Gobierno necesita un Relaciones Públicas ¡YA!

Cuando el Gobierno anunció la imposición del límite de 110 km/h pensé, como tantos otros, que era una ocurrencia más. Una tontería para dar la impresión de que podían controlar alguna situación, de que no eran totalmente incompetentes y que sabían reaccionar. Sin embargo, el tiempo me quitó la razón. La medida ha sido eficaz. No sólo ha reducido el consumo de combustible, si no que ha reducido la velocidad en todas las carreteras y los coches multados por los radares fijos han disminuído.

La medida ha sido un éxito, sin embargo, tengo la impresión de que la gente no tiene del todo claro que esto haya servido para algo. Unos piensan que el hecho de que lo vuelvan a cambiar es una muestra de que no ha sido tan bueno, otros dicen que sólo lo cambian porque se han reducido los ingresos por las multas y otros dicen directamente que se inventan las cifras.

La razón que ha propiciado esta confusión no es la medida en sí, si no la forma de tomarla. Cuando la medida se aprobó, por sorpresa, Rubalcaba no tenía ni idea de lo que estba hablando y dijo que se iba a reducir "entre un 11 y un 15%" el consumo de combustible. Ese mismo día, aclararon que no, que la medida tendría un impacto alrededor del 5%, pero no aportaron ningún dato sobre el tema. Era una estimación hecha a vuelapluma.

Evidentemente un gran número de opinantes se subieron al carro de las críticas haciendo sus propias estimaciones: "pues en mi coche gasto más a 110, así que la medida no vale para nada" (ver portada de La Razón) argumentaron unos, "pues yo voy siempr por ciudad, así que la medida no vale para nada" comentaron otros. Unas semanas más tarde, Rubalcaba volvió a salir para asegurar que es una medida que está en todos los manuales energéticos y que su efecto es claro sobre los hábitos de los ciudadanos. Tenía razón, pero ya nadie se enteró. Todo el mundo se había forjado su idea. Casi todos creían que era una medida estúpida y no iban a cambiar de opinión.

Portada de La Razón del 15 de marzo (by Halón Disparado)
Una vez puesta en marcha la medida, el Gobierno sacó pecho diciendo que estaba siendo un éxito y que se estaba ahorrando muchísimo dinero. Decían que no había razones para volver a cambiar el límite. Estuvieron diciendo eso hasta ayer por la mañana. Ayer por la tarde, un cambio en la política de la Agencia Internacional de la Energía les hizo cambiar de opinión y volvieron a bajar el límite. Una vez más lo hicieron de forma apresurada y dando datos bastante vagos que no se sabe de dónde han salido.

Al final, la gente se queda con la idea de que ambas medidas (la de poner el límite en 110 y la de quitarlo) no estaban planeadas y fueron simplemente ocurrencias del Gobierno para salir del paso. Además, mucha gente pensará que su único objetivo era recaudar más y que, al ver que las multas bajaban, volvieron a subir el límite. Rubalcaba ni siquiera mencionó en la rueda de prensa que las multas volvieron a subir tras el primer mes.

En resumen, lo que fue una medida acertada del Gobierno pasa por una medida tonta e inútil que, unida a las cientos de medidas verdaderamente tontas e inútiles, deja el poso de que no hay nadie válido gobernándonos. Por eso el PSOE necesita asesores que consigan que la gente se dé cuenta de lo que verdaderamente hacen bien, porque para saber lo que hacen mal, ya estamos los demás.

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